Ayer empecé escribiendo unas cuantas líneas sobre el año que dejábamos atrás. Sabía que lo único que no quería era hacer un balance de lo bueno y malo, como tantas personas, de esos 365 días que estábamos a punto de dejar atrás por la sencilla razón de que no necesito recordar lo malo que he vivido, porque no lo he olvidado; y menos aun lo bueno porque me acompaña cada día. Además, para ser sinceros, sé que en ese balance predominaría lo malo así que mejor me quedo con lo bueno.
Y aunque ayer no fui capaz de acabar de escribir esas cuantas líneas, hoy voy a intentar al menos reunir unas pocas.
Durante toda la noche pensé en tantas cosas sin apenas darme cuenta. Llevaba tanto tiempo sin hacerlo que ya casi había olvidado lo que suponía.
Recordé la ilusión con que empecé una historia, por qué otra se convirtió en algo especial, recordé por qué esa otra persona a la cual apenas conocía se convirtió en alguien importante o cómo aquella que lleva tanto tiempo aun consigue hacerme sentir esa ilusión, esas ganas de simplemente estar, esa necesidad de no alejarme…
Y es que mis años no podrían estar formados por nada que no fueran personas, esas que consiguen que yo no deje de caminar, esas que me dan la mano cuando más lo necesito, quienes me empujan para que no me quede atrás o aquellas que han hecho que hoy pueda estar escribiendo estas pocas líneas.
También me hizo volver a sentir que la única que decide soy yo, soy yo quien siente quien tiene que permanecer o salir de mi vida, soy yo quien valora cada una de las situaciones que he vivido y si me compensa tener abierto todo lo que tengo.
Porque lo mejor o peor que tengo, es que soy así, es que no hay nada a lo que no le encuentre un significado, ni nada que vaya a cerrar sin estar totalmente segura. Y sé que por ser así hay cosas que me duelen más, pero también sé que si no fuera exactamente como soy, ahora habría cosas (imprescindibles para mí) que ya no tendría cerca.
Porque si, lo que realmente importa es a quien tengas a tu lado para vivir ese año, ese que acaba de empezar y que es tan impredecible y vulnerable ahora mismo, tanto como para incluso poder elegir por donde llevarlo. Porque al final llega el día en el que necesitarías retroceder, volver al punto en el que algo cambió, hacer las cosas como realmente quieres… Pero estamos a tiempo, tenemos el año en nuestras manos, aun nos quedan 364 días para conseguir que el año que viene, si decidimos hacer un balance, pueda ganar lo bueno; tenemos el poder de decidir quiénes queremos que formen cada uno de esos días, quienes van a conseguir que merezca la pena mirar atrás una y mil veces el próximo día en el que por una vez, todos hacemos algo a la vez.
No te imaginas lo que me gusta leerte.. Que me hayas dejado formar parte de esto, que me dejes entender cada una de tus palabras... No sabes la ilusión que me hizo el día que quisiste compartirlo conmigo, y cómo me sentía al leer cada cosa que escribías... Y es que soy como tu estás, soy como te sientas.. Porque yo tengo la necesidas de compartirlo todo contigo.. Cada instante de mi vida, cada sensación, cada sentimiento, cada miedo, cada alegría... Y el hecho de que tú compartas esto conmigo hace que me sienta tan bien...
ResponderEliminarAún recuerdo el primer día que empezamos a quitar capas y capas... Esas capas que tanto tiempo llevaban ocultando tantas cosas que nos daban miedo... Tenía la necesidad de compartirlo contigo... Y desde ese día supe que esto era especial, que eras especial.. Que contigo todo era más fácil, que el miedo era como si se desvaneciese... Y desde entonces no me soltaste, hasta hoy..
Y empieza un nuevo año, y lo empezamos de la mano... Para llenarlo de esa magia que solo nosotras conocemos, que solo nosotras tenemos. Y lo haremos bonito, es imposible que no sea así si te tengo a ti a mi lado. Porque no puedo estar más lejos de ti que a tu lado, porque me encanta saber que pase lo que pase saldrá el sol.
Y te quiero así, tal como eres.. Sin que cierres nada que aún te haga sentir algo. Con tus palabras, y con tu forma de ver la vida...
Te quiero tanto... Que no hay día que pase que no lo haga más.